Gran parte de estos artículos se diseñaron atendiendo a las necesidades específicas de los buceadores de la Armada, lo cual supuso una excelente promoción de los artículos Nemrod entre el público en general. ¿Acaso podía haber mejor reclamo para cualquier aficionado a las actividades subacuáticas que saber que el equipo que utilizaba cada fin de semana era el mismo que se empleaba en el Centro de Buceo de la Armada?
Sin embargo, por razones obvias, hubo artículos que fueron fabricados en exclusiva para la Armada y nunca llegaron a venderse al público.
Uno de esos artículos fue el equipo autónomo de oxígeno de circuito cerrado “H-103”.
Los equipos autónomos de oxígeno circuito cerrado han sido utilizados por las unidades de buceadores de combate de todo el mundo desde los años 40. Para estas unidades, tenían ventajas sobre las escafandras autónomas de aire, ya que pesaban menos, proporcionaban una mayor autonomía y no producían burbujas visibles desde la superficie. Su limitación era la profundidad de trabajo ya que a partir de los 10 m. de profundidad, respirar oxígeno puro es tóxico, pero para la gran mayoría de acciones de los buceadores de combate, está profundidad de trabajo era más que suficiente.
Fruto de la colaboración entre el talentoso ingeniero de Nemrod, José Mª Zapata y el Teniente de Navío Rafael Fernández de Bobadilla, nació este sencillo pero eficaz equipo con el que fueron equipados los buceadores de combate de la Armada a mediados de los años 60 del pasado siglo. El nombre que se le puso surgió de la inicial H (de híbrido) y del por aquel entonces famoso brandy 103, de las bodegas Bobadilla, que eran propiedad de la familia del teniente de navío.
Tras fabricar un prototipo totalmente funcional y realizar las pruebas oportunas en tanques presurizados y mar abierto, en 1965, la empresa Vilarrubís y Sagué (Nemrod) patenta este nuevo equipo. Un año más tarde, en un acto celebrado a bordo del buque “Poseidón”, los hermanos Vilarrubís en persona hacen entrega a la Armada de las primeras unidades del “H-103”.
El equipo constaba de un par de botellas de acero cargadas con oxígeno puro a una presión máxima de 200 atm, un saco-pulmón, un regulador, un depósito lleno de cal sodada que actuaba como absorbente del CO2 espirado por el buceador y de unas tráqueas acabadas en una boquilla con válvulas anti-retroceso.
Desde las botellas y tras abrir las válvulas manualmente, el oxígeno llega al regulador donde se reduce su presión. Desde el regulador y a través de la manguera de suministro, el oxígeno llega al saco-pulmón y desde allí es inspirado por el buceador a través del tubo traqueal de entrada terminado en una boquilla. Durante el proceso respiratorio del buceador, parte del oxígeno es consumido por su organismo. Al espirar, el oxígeno no utilizado junto al anhídrido carbónico pasan por el tubo traqueal de salida y seguidamente por el cartucho que contiene la cal sodada. En el cartucho absorbente, el anhídrido carbónico queda fijado y el remanente de oxígeno retorna de nuevo al saco-pulmón. Aquí se mezcla con oxígeno puro procedente de las botellas y se reinicia todo el proceso.
La cota máxima de utilización de este equipo con total seguridad se estableció en los -10m de profundidad y con una autonomía real de unas 2 horas como máximo ya que ese era el tiempo en el cual el cartucho absorbente se saturaba y dejaba de tener eficacia. Lógicamente la autonomía variaba según fuera la profundidad a la que se utilizara, el tipo de actividad física a realizar por el buceador y su experiencia.
El “H-103” de Nemrod se utilizó en la Armada desde 1966 hasta 1972, cuando fue sustituido por el equipo “PO-68” de la marca francesa Fenzy.